Conversación en los jardines (privado)

Nefertari se había pasado la noche sin dormir. No logró conciliar el sueño. Pensaba en la cena con su primo y especialmente en Sed. Sabía que ella tenía la última palabra sobre el matrimonio, sabía que no se casaría con nadie por la fuerza, pero no era eso lo que la atormentaba. Pensaba en si realmente había perdonado a Sed, lo quería sí, pero seguía mirando con recelo a su hermana y vigilaba a Sed, como si tuviera miedo de que mirara a otra. Eran actos estúpidos, sabía que Sed no quería a su hermana ni miraría a otra que no fuera ella, pero no podía evitarlo porque no lo había olvidado.

Estaba sentada en los jardines, meditando mientras observaba la danza de las flores con el aire. Era por la mañana, hacía un par de horas que había amanecido, una suave brisa soplaba desde el norte

Herihor había dicho que la quería. Pensaba en eso. Sentía que Sed la quería también, pero el hecho de que le hubiera ocultado lo de su hermana… La quiso desde que la vió, antes de saber quien era, no era eso lo que la preocupaba.
Una sombra se proyectó en el suelo, a su lado, una figura masculina. La reina se giró y le sonrió a su primo. Dio un par de palmaditas en el banco de piedra, indicándole que se sentara a su lado.

“Siento haberte hecho daño, pero es que quiero a Sed y él me quiere a mi” dijo con un nivel de voz bajo, rozando el susurro.
“Sé que lo que hizo estuvo mal… pero nadie puede entenderlo, nadie conoce todos los detalles… él se arrepiente y además fue antes de conocerme.” dijo sin dejar de mirar las flores azules.
No le había comentado nada a Sed sobre lo del matrimonio, sabía que no se casaría con su primo si ella no quería, así que decidió no preocuparlo con aquello.

Nefertari se dio cuenta de que quizás aquella situación le dolía a su primo. Ver al hombre al que amaba la mujer que quería debía de ser duro.
Cuando Sed saludó a su primo se dio cuenta de que se conocían y no pudo evitar sorprenderse.
“¿os conocéis?” preguntó la reina con curiosidad.
Se acordó de que tanto Sed como su primo habían estado en el ejército, así que no sería extraño que se hubieran conocido allí.

“Se dice que en el ejército se forman muy buenos amigos” dijo dando por correcta su suposición sin que nadie se lo dijera.

-pobre Herihor… y Sed es amigo suyo… -pensaba la joven compadeciéndose de su primo, sin saber que en realidad, para él ella no era más que un medio para llegar a lo que realmente quería.
Nefertari pensó en que entendía a su primo, quizás debería lograr que se enamorara de otra mujer. Así ella y Sed seguirían juntos y felices y no le haría daño a su primo, quien también sería feliz al encontrar a otra mujer.
“¡tengo una gran idea!” exclamó Nefertari sonriendo.

“He pensado que ninguno de los dos conocéis a los nobles de esta ciudad…” empezó a decir. Aquello era algo obvio, Sed nunca iba a banquetes y su primo nunca había estado en la ciudad, vivía en el norte y no debía de conocer a casi nadie.
“Podríamos organizar un banquete para que conocierais a la gente más importante del lugar” dijo Nefertari.
Era un muy buen plan. A la vez que presentaba a los nobles a su amado, entre las invitadas habría alguna chica para Herihor. Siendo como era, un joven de familia real, no habría ningún problema para encontrarle a una buena mujer.

“¿os parece bien verdad?” preguntó mirándolos con un brillo especial en los ojos. Le hacía ilusión buscarle una chica a su primo, sería bonito. Además el matrimonio que quería su tía no se celebraría nunca, porque ninguna de las dos partes querría.

Quizás fue demasiado confiada la reina al pensar tan bien de su primo, pensar que era un buen hombre que se había enamorado de ella y había pedido su mano con la mejor y más noble de las intenciones. Así que no podía imaginarse que su plan tenía un error: Herihor no la quería, quería el poder, y eso era algo que solo ella podía darle, no una noble.

((Orden: Sed, Herihor, Nefertari. no nos vayamos a hacer un lío :P))