Matius subÍa precipitadamente las escaleras del opulento edificio, sabía que si se quedaba en Roma le encarcelarian en cuestion de dias, el consul claudio partia hacia cartago, y estaba demasido necesitado de hombres como paa hacer caso de de donde venían y cual era su pasado , en resumen, que matius podia presentarse con un cartel luminoso donde pusiera:
soy un espia cartagines o soy un criminal al que todos odian y que no merce la menor confianza, que le harbian alistado iguial, pero, y por precaucion, llego sin carteles y le bastó escrbir su nombre en un pergamino para logar su libertad.
Y se encontro ahí, solo, con su nombre entre el de otros trescientos hombres, esperando al guien, algo, una orden, un consejo, nada. Una lista, un pergamino, un tintero y su soledada, su patética soledad.
había, pues, entrado en las lanzas de la guerra, sin poder decidirlo, y solo, conpletamente solo.