De nuevo juntos ((privado))

Sed y Nefertari llegaron al palacio al día siguiente cuando el sol ya estaba en alto. Nefertari ordenó que enviaran un mensaje a la madre de Sed, informándola de que estaba bien y estaba en el palacio.
Los jóvenes dejaron los caballos en el establo y se dirigieron, mientras mantenían una distendida conversación, hacia la habitación de la reina.

Una vez allí ambos se sentaron en un rincón de la sala, decorado con las almohadas y alfombras persas, recuerdo de sus viajes por aquellas tierras. Desde que era pequeña adoraba ese rincón de su habitación, solía sentarse allí con su madre donde se quedaba dormida escuchando las apasionantes historias sobre héroes y dioses. También acostumbraba a echarse allí con sus amigos de la infancia, con su hermana, a medida que iba creciendo ese lugar pasó de ser un patio de recreo a un cómodo lugar en el que charlar con sus amistades más cercanas y en el que leer tranquilamente.
Su tía, por el contrario, odiaba ese lugar. Decía que era adecuado para niños pero no para una reina. Nefertari acostumbraba a tener en cuenta la opinión de su tía, estuviera de acuerdo o no, pero aquello era una excepción.

Muchos de los días que Sed y ella habían estado charlando en su habitación lo habían hecho sobre esas alfombras de bonitos estampados y los almohadones les habían servido más de una vez como espadas improvisadas. Tenía que reconocer que se lo pasaba bien con aquellos juegos infantiles con Sed. Seguía sin saber muy bien cómo, pero con él podía estar hablando de los temas más serios y un minuto después chinchándose mutuamente por haber ganado o perdido jugando al Senet.

“Si quieres puedo pedir que nos traigan algo de comer” Dijo Nefertari poniendo en su lugar las fichas del tablero, que habían dejado en el suelo.
Nefertari se sorprendió: volvía a tener apetito.
Llevaba varios días sin comer nada, a penas agua, consumiéndose a si misma por su añoranza. Se alegró, pero no por recuperar el hambre, sino por la causa de que lo recuperara: que estuviera con Sed.

“Siento decirte que esta vez, como siempre, vas a perder de un modo increíblemente patético” bromeó la chica, empezando a mover ficha en el tablero.”Sabes que nunca podrás llegar a mi nivel” Dijo tratando de no reír y que pareciera creíble.

“Te he echado de menos” susurró tras una leve pausa, con más seriedad.

Mientras revisaban cuentas sobre los impuestos iban comiendo y charlando, parecía más un encuentro de viejos amigos que una reunión sobre contabilidad.
Nefertari se dio cuenta de lo feliz que era. De vez en cuando se quedaba mirando a Sed algo embelesada, hipnotizada por su voz.
Reían, bromeaban, charlaban, contaban graciosas anécdotas… Antes de darse cuenta ya habían terminado con el papeleo, el tiempo les había pasado volando.
Se despidieron y los escribas lo recogieron todo.

Una vez solos, retomaron la partida de Senet, que estaba bastante reñida.
“Pues si quieres ver un espectáculo aún mejor sigue jugando así de mal, porque me reiré como nunca cuando gane.” bromeó Nefertari.
Se movió un poco para acercarse a él y abrazarlo, pero al hacerlo, alguno de los dos tiró el tablero y las piezas quedaron esparcidas por el suelo.
Nefertari se echó a reír.
“¡Lo has hecho a propósito!”Exclamó ella “Sabes que la partida era mía...”dijo fingiendo enfado, como una niña pequeña.
De pronto, con un ruido seco, se abrió la puerta detrás de ellos.

Era su tía.

Nefertari se puso en pie de inmediato al verla.

“Tía, pasa, adelante…”dijo algo nerviosa. No le habían dicho nada sobre que habían hecho las paces y esa era sin duda una noticia que no le iba a gustar demasiado. “Sed… ejem… Lo he perdonado.” dijo sin preámbulos.
“Espero que te alegres por nosotros…” empezó a decir Neferatari tratando de ser asertiva. “Pensé que tampoco era tan grave y… bueno, estuvo mal pero…”dijo ella excusando a Sed.

((Y ahora Umma hace su aparición estelar... =B Aviso: esto es justo cuando en la conversación de Umma y Herihor Umma se va a "preparar la cena" y en consecuencia a buscar a Nefertari))